Visualización del cerebro en movimiento

Neuronas espejo en el aula

Estamos en un punto en el que los resultados de la neurociencia pueden ejercer una influencia significativa en la sociedad y en nuestra comprensión de nosotros mismos, y cambiarlas.

Marco Iacoboni

Cuenta V. S. Ramachandran la historia de un paciente suyo que había perdido la mano en la primera guerra del Golfo. Como pasaba en situaciones semejantes, al tocarle la cara era capaz de sentir la mano fantasma. Al hacerle mirar a otra persona a la que Ramachandran acariciaba y daba golpecitos en la mano, el paciente exclamó que sentía en la mano fantasma las acciones que estaba observando. Examinando a otros pacientes, se observó el mismo efecto y, no solo eso, sino que también algunos de ellos sintieron alivio en el miembro fantasma al observar a otra persona que estaba recibiendo un masaje en la misma zona corporal (Ramachandran, 2012). ¿Puede que lo único que separe nuestra conciencia de la del otro sea simplemente la piel? Para el ingenioso neurocientífico, lo que nos permite estar conectados con otros, salvaguardando nuestra individualidad, es la interacción dinámica entre señales de circuitos frontales inhibitorios, un tipo de neuronas especiales (tanto frontales como parietales) y señales nulas de nuestros receptores en la piel y las articulaciones de la mano. Estas neuronas son las neuronas espejo.

Las neuronas espejo fueron descubiertas en 1991 por el grupo de investigación dirigido por Giacomo Rizzolatti al estudiar el cerebro de monos macacos. Estas células cerebrales especiales ubicadas en la corteza premotora (posteriormente, se observaron también en el lóbulo parietal) tenían la particularidad de que se activaban, no sólo cuando el mono cogía un objeto, sino también cuando observaba la misma acción en una persona o en otro mono. Su presencia en el cerebro humano ha sido demostrada tomando registros en neuronas de pacientes humanos (Iacoboni, 2006; Rizzolatti, 2004) y constituyen la explicación, desde la perspectiva neurobiológica, de las formas complejas que caracterizan a nuestros pensamientos y relaciones.

Las neuronas espejo constituyen el sustrato cerebral de la tendencia automática a imitar que nos caracteriza a los seres humanos, permitiendo a nuestro cerebro correlacionar acciones propias con ajenas y dotarlas de un significado (las regiones motoras de la corteza cerebral no se dedican sólo a tareas ejecutivas como se creía antes, “el cerebro que actúa es un cerebro que comprende”, como afirma Rizzolatti). Con las neuronas espejo podemos entender a los demás y nos vinculan desde el punto de vista mental y emocional (Iacoboni, 2009). Se cree, además, que fueron fundamentales en la evolución del lenguaje, dado que permiten imitar las vocalizaciones de los demás e interpretar sus intenciones (ver figura 1), por lo que si añadimos al lenguaje el aprendizaje por imitación obtenemos la cultura que nos hace humanos. Desde la perspectiva educativa, la importancia de todos estos factores es indudable, en especial lo referente a la cognición social.

Interpretación de la acción por las neuronas espejo

Imitación

Dos tipos de imitación con intenciones diferentes:

1. El profesor está explicando el proceso de resolución de un problema de forma metódica en clase. Un alumno, cuyas creencias son negativas respecto a su desempeño en la materia en cuestión, se siente más seguro siguiendo ese tipo de resolución analítica y ordenada, por lo que es capaz de replicar ese procedimiento en situaciones semejantes. Existe un referente.

2. El profesor está explicando el proceso de resolución de un problema de forma desorganizada. Un alumno, cuyas creencias son negativas respecto a su desempeño en la materia en cuestión, se siente desmotivado y se niega a seguir las directrices marcadas por el docente. Se niega al referente.

En un estudio anterior al descubrimiento de las neuronas espejo, al analizar las posturas de estudiantes y maestros en horas de clase habituales, se demostró que cuanto mayor era la afinidad entre el profesor y sus alumnos éstos imitaban inconscientemente más la postura de aquéllos (Iacoboni, 2009). En concreto, predominaban más las posturas especulares (brazo derecho del maestro, brazo izquierdo del alumno) en lugar de las mímicas (brazos idénticos). Respecto al aprendizaje, está claro que se facilita a través de la observación porque las neuronas espejo permiten al cerebro estar preparado para imitar la acción observada (gran intuición la de Confucio: Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí). Afortunadamente, el lóbulo frontal de nuestro cerebro actúa de inhibidor y nos evita imitar todo aquello que observamos, aunque su lento proceso de maduración nos ha de permitir poder justificar ciertos comportamientos, especialmente entre los adolescentes, asociados a la falta de autocontrol.

Desde la perspectiva educativa, es evidente que la imitación ha de ser complementada por la creatividad para que el aprendizaje sea efectivo.

Empatía

Dos caras de la empatía:

1. El profesor entra sonriente y con energía en el aula. Explica historias con entusiasmo y se genera un clima emocional positivo. Los alumnos sienten que es consciente de sus necesidades, participan, están motivados y sonríen. Incluso cuando reciben reprobaciones perciben un tono afectuoso. Se respira entusiasmo.

2. El profesor entra cabizbajo y resoplando en el aula. Explica nervioso y tenso, con lo que se genera un clima de desconfianza. Los alumnos desconectan, no participan y resoplan. Reciben reprobaciones con sarcasmo. Se respira inseguridad.

El estado emocional del aula depende del profesor. Las investigaciones al respecto han demostrado que la comunicación no verbal, especialmente las expresiones faciales, permiten a los alumnos valorar, en muy poco tiempo, al docente que están observando (Ambady y Rosenthal, 1993). De forma automática, las neuronas espejo nos permiten comprender las intenciones y sentimientos de las emociones de los otros realizando una simulación de la expresión facial observada y conectando con el sistema límbico (el “cerebro emocional”) a través de la ínsula (ver figura 2). Como esta región cerebral se encarga de representar los estados internos de nuestro cuerpo, son los circuitos cerebrales que utilizamos para el autoconocimiento los mismos que nos permiten entender a los demás. Esto explica la correlación encontrada entre los niños más empáticos y con mayor competencia interpersonal al observar e imitar expresiones faciales con la activación del sistema de las neuronas espejo, junto a la ínsula y la amígdala (Pfeifer et al., 2008).

Autoconciencia y empatía

Gestos y lenguaje

Gestos diferentes:

1. Al enseñar la ecuación 2 + 3 = x + 1, el maestro acompaña su explicación con gestos manuales que consisten en señalar los números del miembro de la izquierda, pararse al llegar al igual y señalar, a continuación, los números del miembro de la derecha.

2. Al enseñar la ecuación 2 + 3 = x + 1, el maestro acompaña su explicación con gestos manuales que consisten en ir señalando, de forma seguida, cada número de ambos lados de la ecuación (al coincidir esos gestos con los que utilizan los niños al realizar una suma, no sería extraño escuchar como respuesta el valor 6).

Los gestos adecuados facilitan el aprendizaje y, con el lenguaje, forman parte de un mismo sistema (las personas ciegas de nacimiento gesticulan cuando hablan). En experimentos en los que se pide a los participantes que observen una historia y que narren después lo que sucede, se ha demostrado que las neuronas espejo se activan de forma selectiva ante los gestos que acompañan las explicaciones en detrimento de los gestos que no las reflejan (por ejemplo, el típico movimiento de manos cuando se habla), es decir, hay un claro interés por los gestos que son importantes en las interacciones entre personas (Iacoboni, 2009).

En consonancia con la idea de que las neuronas espejo jugaron un papel importante en el desarrollo del lenguaje, se descubrieron en una zona del cerebro del mono que es la homóloga al área de Broca (ver figura 3), una de las principales áreas lingüísticas del cerebro humano. Y esta región se activa durante la imitación y la observación de la acción.

Neuronas espejo en el cerebro del mono y en el del hombre

Intuición y conexión social

Dos extremos de la intuición social:

1. El profesor advierte cómo la actitud inquieta de un alumno en clase está resultando molesta para algún compañero, por lo que fija la mirada en él y cambia su tono de voz. El alumno cambia su comportamiento.

2. En la misma situación que la anterior, otro alumno continúa con su comportamiento disruptivo.

Richard Davidson considera la intuición social como una de las características básicas del perfil emocional de nuestro cerebro (Davidson y Begley, 2012). Adaptando un cuestionario sugerido por Davidson (Test de intuición social), lo propusimos a dos grupos de alumnos del bachillerato de ciencias (el primero de 24 alumnos y el segundo de 22) obteniendo los siguientes resultados:

Test de intuición social

Siguiendo las directrices marcadas en el documento, las puntuaciones menores o iguales que tres muestran un perfil de más baja intuición, por lo que debemos ser con estos alumnos especialmente sensibles en nuestras relaciones diarias (aparecen dos en el segundo grupo), mientras que las puntuaciones mayores o iguales que ocho muestran un perfil de intuición social alta (hay un mayor predominio de estas puntuaciones en el primer grupo, un 58% respecto al 27% del segundo). Esta información es especialmente relevante en la acción tutorial.

Más allá de la falta de intuición social, investigaciones recientes han demostrado que un funcionamiento anormal del sistema de las neuronas espejo puede explicar el trastorno social conocido como autismo (Dapretto et al., 2006). Los niños autistas carecen de esa capacidad intuitiva (teoría de la mente) de la que disponemos los seres humanos al nacer, que nos permite atribuir pensamientos o intenciones a otras personas y así predecir su conducta. Pues bien, resulta que técnicas sencillas basadas en la enseñanza de la imitación o en la simulación de juegos permite a niños autistas superar algunas de sus problemáticas sociales (Ingersoll et al., 2007).

Implicaciones pedagógicas

La pregunta que nos planteamos los docentes es qué implicaciones educativas tienen todos estos procesos analizados en nuestro desempeño diario en el aula, teniendo en cuenta todo lo que representamos para el alumno con el que continuamente estamos interactuando. Presentamos, a continuación, un pequeño recordatorio basado en los mecanismos especulares considerados:

Sonríe en clase. El contagio emocional es el precursor de la empatía.
Muestra entusiasmo por tu materia (es una simple cuestión de actitud). El yo y el otro se funden a nivel neuronal.
Sé optimista. El optimismo se puede aprender y así es más fácil conseguir climas emocionales seguros y positivos en el aula.
Ten grandes expectativas sobre tus alumnos. Sus neuronas espejo te lo agradecerán.
Sé comprensivo con determinados comportamientos de tus alumnos. La sabia naturaleza ha querido que el desarrollo de los lóbulos frontales no acabe hasta pasados los veinte años.
Acompaña las explicaciones con gestos complementarios. Facilitan el aprendizaje.
Potencia la autoestima de tus alumnos (sin olvidar la propia). Son y deben sentirse importantes.
Fomenta el trabajo colaborativo en detrimento de la competividad. Las neuronas espejo facilitan que seamos seres sociales.
Habla menos y escucha más. Una forma efectiva de activar las neuronas espejo propias.
En definitiva, ama la profesión más bella (que sí, que es la tuya), ama la vida y, como consecuencia de todo ello, amarás a tus alumnos y serás más feliz.

Conclusiones finales

El descubrimiento de las neuronas espejo ha ido acompañado de una espiral publicitaria en ocasiones desproporcionada. Es cierto que los métodos utilizados en las investigaciones para la visualización cerebral (como las resonancias magnéticas funcionales) no son infalibles y que las neuronas espejo no pueden explicarlo todo, pero lo que no podemos negar es el enorme valor de su descubrimiento. Y si intervienen en procesos relacionados con la interpretación de las acciones, las intenciones, el aprendizaje por imitación, son las precursoras evolutivas de los mecanismos neurales que desarrollaron el lenguaje y, en definitiva, son básicas para explicar las relaciones entre los seres humanos, su importancia desde la perspectiva educativa es indudable.

La excelencia educativa pasa por concretar las finalidades del aprendizaje (ha de ser un aprendizaje significativo, desde y para la vida) y disponer de los conocimientos científicos sobre cómo aprendemos (la base es la neuroeducación). Y en este camino hacia la mejora de la práctica educativa, el papel del nuevo y renovado docente es imprescindible. Sarah-Jayne Blakemore y Uta Frith lo resumen muy bien (Blakemore y Frith, 2007): “En el proceso de aprendizaje, los valores, las ideas y la actitud del maestro ante el aprendizaje podrían ser tan importantes como el material que está enseñando”. Las neuronas espejo lo corroboran.

Jesús C. Guillén

Bibliografía:

1. Ambady, N., Rosenthal, R. (1993): “Half minute: Predicting teacher evaluations from thin slices of nonverbal behavior and physical attractiveness”. Journal of Personality and Social Psychology, 64.

2. Blakemore, Sarah-Jayne, Frith, Uta, Cómo aprende el cerebro: las claves para la educación, Ariel, 2011.

3. Dapretto, M. et al. (2006): “Understanding emotions in others: mirror neuron dysfunction in children with autism spectrum disorders”. Nature Neuroscience, 9.

4. Davidson, Richard, Begley, Sharon, El perfil emocional de tu cerebro, Destino, 2012.

5. Pfeifer, J. et al. (2008): “Mirroring others’ emotions relates to empathy and interpersonal competence in children”. Neuroimage, 39.

6. Goleman, Daniel, El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos, Ediciones B, 2012.

Los 10 principios básicos del Tai Chi Chuan

1. Estar vacío, ágil y mantener la energía en lo alto de la cabeza.

Mantener la energía en lo alto de la cabeza consiste en tener la cabeza bien recta, de manera que la energía espiritual esté unida en lo alto de la cabeza.

No emplear la fuerza muscular, que pondría rígido el cuello y dificultaría la circulación de la sangre y del aliento (3).

Que tu pensamiento sea espontáneo y ágil, porque sin agilidad y sin mantener la energía en la parte superior de la cabeza. La fuerza vital (4) no puede ser puesta en movimiento.

2. Entrar ligeramente el pecho y estirar la espalda.

Entrar el pecho consiste en retenerlo ligeramente hacia el interior, para que el aliento pueda descender y concentrarse en el tan-tien (5).

Abstenerse de inclinar el tronco, de lo contrario siendo el aliento comprimido a nivel del pecho, la parte superior. del cuerpo estaría pesada, la parte inferior ligera, y los pies tendrían tendencia a flotar.

Estirar la espalda consiste en hacer adherir el aliento en la espalda. La entrada del pecho conlleva naturalmente un estiramiento de la espalda, lo que permite emitir la fuerza a partir del eje espinal.

3. Relajar la cintura.

La cintura es el maestro de todo el cuerpo. Los pies solo tienen fuerza y la pelvis asentamiento si se es capaz de aflojar la cintura.

Los pasajes del “lleno” al “vació” se efectúan a partir de movimientos giratorios de la cintura. Por eso se ha dicho: “La fuente de mando es la cintura” La falta de fuerza proviene de la cintura y de las piernas.

4. Distinguir el “lleno” y el “vacío”

En el arte del TAI-CHI-CHUAN, el primer principio consiste en saber distinguir el “lleno” y el “vació”. Si todo el peso del cuerpo está apoyado sobre la pierna derecha, se dice que la pierna derecha está “llena” y la izquierda “vacía” y viceversa. Los movimientos giratorios del cuerpo se efectuarán con ligereza, y sin el más mínimo esfuerzo únicamente si se sabe distinguir “lleno” y “vacío”; de lo contrario los desplazamientos serán pesados y torpes, al cuerpo le faltará estabilidad y podría ser fácilmente desequilibrado por el adversario que los atrae.

5. Bajar los hombros y dejar caer los codos.

Bajar los hombros consiste en relajarlos y dejarlos caer, si los hombros no están relajados y caídos, ellos están alzados, lo cual motivaría una subida del aliento y por consecuencia una falta de fuerza en todo el cuerpo.

Dejar caer los codos a lo largo del cuerpo consiste en relajarlos. Si ellos están levantados, los hombros no pueden estar bajados, por lo que no se puede rechazar muy lejos al adversario. La técnica utilizada se aproxima entonces a la escuela exotérico empleando una fuerza interior discontinua.

6. Emplear el pensamiento creativo y no la fuerza muscular.

El Tratado sobre TAI-CHI-CHUAN dice: “Todo reside en el empleo del pensamiento en lugar de la fuerza“. (6)

Durante la práctica del TAI-CHI-CHUAN, todo el cuerpo está relajado de forma que la menor burda energía no subsista y no se estanque entre los huesos, los músculos o las venas, atándose usted mismo.

Solo entonces pueden efectuarse los pasajes de un movimiento a otro con ligereza y facilidad, y ejecutar los movimientos giratorios con naturalidad. Algunos dudan de que sea posible tener una fuerza duradera sin el empleo de la fuerza muscular, pero él cuerpo humano posee unos canales de circulación del aliento al igual que la tierra tiene sus surcos. Si los surcos no están obstruidos, el agua fluye; si las venas no están bloqueadas, el aliento circula. Cuando una energía rígida llena estos canales, la sangre y el aliento se ven molestados en su circulación, los movimientos giratorios adolecen de agilidad y basta solo tirar de un cabello para que todo el cuerpo diga si en lugar de la fuerza muscular se emplea el pensamiento creativo, allí donde el pensamiento llega, el aliento llega. De esta forma, la sangre y el aliento circulan continuamente en el cuerpo sin detenerse un solo instante.

Gracias a un largo entrenamiento se adquiere la verdadera energía interior, y como se dice en el Tratado sobre el TAI-CHI CHUAN: “la agilidad y la flexibilidad extremas producen la resistencia y la rigidez extremas“.

Los que están familiarizados con la técnica del TAI-CHI-CHUAN y la dominan, tienen los brazos parecidos al hierro envueltos de algodón, la fuerza está enterrada profundamente, mientras que los discípulos de las escuelas exotéricas manifiestan la fuerza muscular en la acción y parecen flotar en la inacción. Esto prueba que su fuerza muscular no es más que una energía superficial. Cuando se emplea la fuerza muscular en lugar del pensamiento creativo, el adversario puede muy fácilmente incitaros a que os mováis, esto no merece nuestra estimación.

7. Enlazar lo alto y lo bajo, conforme a este principio anunciado en el tratado sobre el TAI-CHI-CHUAN:

“La energía toma raíz en los pies, se desarrolla en las piernas, es dirigida por la cintura y se manifiesta en los dedos“. Desde los pies hasta las piernas, pasando por la cintura, es necesaria una unidad perfecta (8).

Todo movimiento de las manos va unido a un movimiento de la cintura, cuando los pies se mueven, la energía espiritual de los ojos (la mirada) se mueven al mismo tiempo y los siguen; en este caso puede decirse que lo alto y lo bajo están unidos; pero si una sola parte del cuerpo no está armonizada con el resto, existirá desorden y desunión.

8. Unir el interior y el exterior.

El trabajo del TAI-CHI-CHUAN es un trabajo de la energía espiritual, Por lo que se dice: “La energía espiritual es el amo, el cuerpo el criado“. Si se consigue poner en movimiento la fuerza vital los movimientos son espontáneos, ligeros y ágiles. El encadenamiento de los movimientos sigue los principios (de alternancia) de “lleno” y “vació”, de apertura y de cierre. Cuando se habla de apertura, no se trata únicamente de la apertura de los pies y de las manos, sino también de la apertura del pensamiento y del espíritu. Igualmente el cierre no es solamente un cierre de los pies y de las manos, sino también del pensamiento y del espíritu. Todo es perfecto cuando el interior y el exterior pueden ser unidos en un solo aliento (9).

9. Encadenar los movimientos sin interrupción.

En las artes de combates de las escuelas externas, la energía empleada es la burda energía del “cielo posterior” (10). Hay entonces salidas, paradas, encadenamientos e interrupciones. Es en el momento preciso en el cual la antigua fuerza llega a su fin y la nueva no ha nacido que a uno lo pueden vencer más fácilmente.

Como en el TAI-CHI-CHUAN, se utiliza el pensamiento y no la fuerza muscular, todo está enlazado sin interrupción dé principio a fin; cuando una revolución llega a su fin, otra comienza, el movimiento circular se desarrolla hacia el infinito.

En el Tratado original se ha dicho: “El boxeo lento es parecido a las olas del mar o a las de un extenso rio que se mueve continuamente y sin fin“. O también: “Hacer que se mueva la energía como un hilo dé seda que se devana de un capullo”. Todas estas comparaciones sugieren que todo está unido por un solo aliento.

10. Buscar la calma en el seno del movimiento.

En las artes marciales de la escuela exotérica, la capacidad, de saltar está considerada como muy importante. Y se utiliza hasta el agotamiento la fuerza muscular y el aliento. Esta es la razón por la cual después de haber ejercitado el boxeador está todavía jadeante. En el TAI-CHI-CHUAN, se dirigen movimientos por la Calma; aunque moviéndose el ejecutante permanece sosegado, por esto es preferible ejecutar el encadenamiento de los movimientos lo más lentamente posible. Gracias a la lentitud, la respiración se torna larga y profunda el aliento se concentra en el Dan Tien, y por lo tanto el practicante no tiene el pulso alterado. Los adeptos deben esforzarse para comprender esto, sin embargo pocos lo consiguen.

El camino del agua